El Secuestro virtual es un delito extorsivo que se inicia con una llamada telefónica; mediante la cual, el delincuente abusa de su víctima, que es quien está del otro lado del teléfono. Cómo lo hace? Valiéndose del factor sorpresa y aprovechándose de la vulnerabilidad que este causa. El delincuente hace una llamada telefónica a su potencial víctima y la urge a entregar información que luego será utilizada en su contra.
La modalidad más común, es aquella que se produce durante la madrugada (para provocar la interrupción del sueño profundo) y se escucha el llanto o grito desesperado de una persona que pide socorro. El cerebro en reposo puede ser perfectamente burlado a pensar que nuestro ser querido más preciado se encuentra en peligro, y es allí donde el delincuente acciona para obtener información tendiente a convencer a su víctima de que se encuentra ante una realidad concreta.
Una vez informado del secuestro, se le solicita a la víctima el inmediato pago del rescate: un monto de dinero u otros objetos de valor con la instrucción de dejar el “paquete” en un horario y lugar determinado. Todo debe ejecutarse rápidamente y sin dar aviso a la Policía.
Otro engaño muy utilizado es la llamada telefónica desde un hospital o comisaría, y que refiere a un terrible accidente del que fue víctima algún familiar o allegado. Si el delincuente logra el cometido de obtener la información necesaria, procede luego a exigir el rescate.
En la mayoría de los casos, es el mismo estado de ansiedad y desesperación que inhabilita a la víctima a proceder de manera racional. La respuesta de nuestro cerebro, que se percibe en peligro, será probablemente automática y tendrá por finalidad la pronta eliminación de dicha situación crítica, sin reparar en el análisis lógico.
Resulta por ello importante, estar informados de estas modalidades delictivas. Podemos así, estar atentos a tales intentos extorsivos, que aún sin poner en peligro la vida de ningún ser querido, dejan huella emocional sobre la víctima que recibe dicha llamada.
Recomendaciones:
- Ante llamadas telefónicas NUNCA brindar información personal. Siempre debemos preservar información sensible o que puede ser utilizada por gente malintencionada.
- Evite proveer información sensible (DNI, email, dirección, etc.) a desconocidos, locales comerciales, cines, centros de compras, etc.
- No agendar contactos en su celular con la palabra “mamá”, “papá”, “tía”, etc. Escriba sus nombres y así evitará que se reconozca filiación alguna.
- En lo posible no permita que los niños atiendan el teléfono y de hacerlo, entrénelos en que no deben dar información personal a nadie que se las requiera.
- Corte la comunicación e intente de ser posible contactar al familiar “secuestrado” desde otro teléfono.
- No brinde el número de su celular.
- Pregunte nombre completo del familiar y características físicas como color de pelo y vestimenta.
- Si quien llama dice ser del cuerpo policial, hágales saber que necesita sus datos, los de su superior, número de Comisaría a la que pertenece y los números de teléfono de contacto. En el caso de pertenecer a una institución médica, solicitar también información precisa con nombre de la institución, personal de quien hace la llamada y teléfonos.
- Denuncie el incidente (aún habiendo evitado el engaño) al 911 para que se pueda proceder con la investigación tendiente a evitar este tipo de delitos extorsivos. No existe investigación sin denuncia expresa de un incidente.
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